miércoles, 19 de marzo de 2014

La cara de la verdad, Parte 2

Encontrar la perrera fue extremadamente sencillo, cuanto mas se acercaba a la zona las calles empezaban a estar menos transitadas, mas sucias y las casas cada vez tenían peor aspecto por no mencionar que cada una de las entradas al barrio estaban custodiadas por un par de guardias, ataviados con armaduras completas, escudo y espada larga, lucían como auténticos caballeros, pero eso a Gabriel no le asustaba, esas armaduras eran terriblemente pesadas, ideales para protegerte cuando vas montado a caballo en medio de una gran batalla, con elegante estandartes hondeando al viento y la sangre corriendo por doquier, pero para patrullar una ciudad eran mas bien un horno portátil, esos guardias estaban cansados y casi deshidratados, pero ese era su deber, hacer penar a todo aquel que les viera que eran peligrosos, que enfrentarles sería una idea horrible y que lo mejor es portarse bien cuando están cerca, pero un guerreros avezado solo necesita mirar su porte para darse cuenta de la verdad.

Avanzó ignorando la falsa figura amenazante del guardia. El barrio estaba en peor estado de lo que se imaginaba, ninguna calle tenía el sueño adoquinado, mas bien tenía que caminar la mayor parte por barro formado en su gran mayoría de heces, orina e incluso sangre, algunos mercaderes vendían carne de rata recién asada y alguno fardaba de disponer de carne de paloma para el mejor postor.

Fue fácil localizar la posada, dentro el ambiente era oscuro, húmedo y hostil, había bastante gente, hombres bebiendo, otros jugando a los dardos y otros tantos con mujeres semi desnudas sobre sus regazos, pero notaba miradas sobre el constantemente, se acercó a la barra y pidió dos bebidas y se sentó en una mesa de la esquina que se encontraba vacía y casi en la penumbra, allí esperó, esas eran las indicaciones que le habían dado. Estuvo casi 20 minutos esperando solo, escuchando las bravuconearías varías que gritaban los hombres, aunque una conversación llamó su atención, dos hombres bebían en la barra cercana a el y charlaban sobre los últimos rumores que decían que el demonio había arrasado el pueblo de Brigs estaba ahora rondando la montaña del ocaso, se burlaban de las historias que decían que en Brigs ahora caminaban los muertos, que ya no quedaba nada vivo y que aquella tierra yerma , ahora conocida como "El yermo Maldito" había quedado maldita para siempre. Al girar la mirada vio a alguien sentado frente a el bebiendo de la jarra que había dejado deliberadamente encima de la mesa, hizo un esfuerzo por no mostrar sobresalto alguno, pero en su fuero interno se había llevado un susto terrible, no había visto acercarse a aquel hombrecillo con chepa y pelo legro lacio, ni siquiera lo había sentido llegar u oír como se había sentado, era como si hubiera aparecido ahí de la nada.

-Ya creía que no vendrías, por el camino Real tenías que haber llegado hace 4 dias- Dijo el pequeño hombre mirando a Gabriel, su voz era hosca y hablaba con cierta torpeza, pero Gabriel no pasó por alto la inteligencia que delataban sus ojos azules.

-Tomé un pequeño desvío, no me gusta el camino real, demasiada gente, demasiados espías. -Se quitó la capucha dejando ver su pelo largo negro y aquellos ojos verdes de mirada penetrante que tanto le caracterizaban. -Tu debes ser Louis, ¿verdad? Se dice que no hay mejor informante que tu en toda la ciudad.

-Ni tampoco mas caro - Sonrió dejando ver sus dientes mellados y podridos- ¿Un desvío? Así que has cruzado las montaña del ocaso... - rió levemente- Los tienes bien puestos chaval, esa zona esta llena de bandidos y se dice que un demonio ha aparecido por allí, han encontrado a una banda muerta de maneras muy extrañas... pero dime,¿ para que me buscabas? Mi tiempo también se paga.

-Estoy buscando a Darw, oí que su estudio estaba en esta ciudad y que tu podrías conseguirme un audiencia con el. -Gabriel hablaba con seguridad en su voz-

-¿A Darw? -El hombrecillo adoptó una postura sería - no se que quieres de ese chiflado, pero ya no se encuentra aquí, se fue de la ciudad hace un mes y medio, justo con el cambio de estación, pero podría decirte donde esta...

-¿Cual es el precio?

-Necesito que hagas algo por mi, en la montaña del ocaso hay un templo, no mucha gente conoce su existencia y menos es la gente que viaja por esa ruta, el caso es que las leyendas dicen que dentro hay un tesoro oculto y que para llegar a el se necesita una llave, da la casualidad de que la llave a pertenecido a mi familia desde hace décadas, pero la zorra de mi madre se lo dio al imbécil de mi primo antes de morir, un joven apuesto y atlético que seguramente se la follaba en un asqueroso intento de quedarse con lo poco que le quedaba a la vieja, y mi primo encuanto tuvo la llave en sus manos corrió a la montaña en busca del templo, pero hace 2 meses desde que partió y no ha vuelto, seguramente esté muerto, quiero la llave, mi madre quiso guardarla como reliquia, mi primo quiso conseguir el tesoro, yo quiero venderla, y tener dinero para beber y follar 2 años sin parar. Tráeme la llave y te diré donde encontrar a Darw, puedes preguntar a otros en la ciudad, pero nadie mas sabe donde encontrarlo - Louis sonrió maliciosamente provocando desconfianza en Gabriel.

Dudó unos momentos antes de contestar.

-De acuerdo, lo haré, pero como encontraré el templo? Y que aspecto tiene la llave?

-Genial, genial - Louis parecía emocionarse- La llave es en realidad un medallon de oro, con un rubí engarzado en el centro y dos círculos concentricos de esmeraldas y zafiros, encuanto a la entrada del templo solo tienes que estar en al cima de la montaña cuando el ocaso llegue, la entrada será visible en ese momento.

Gabriel se despidió de aquel extraño hombre, pagó las bebidas y salió de la posada esquivando una trifulca que acababa de comenzar, ignoró a los comerciantes y a las meretrices que el ofrecían sus servicios mientras salía de la perrera y se dirigió a la posada de la entrada de la ciudad donde había dejado su caballo, pidió una comida caliente y que le preparasen un baño y algunas velas para su cuarto. La comida no era gran cosa, pero tenía un sabor decente y estaba caliente, el baño lo disfrutó relajadamente hasta que Filecur comenzó a hablar en su cabeza

-Confías en Louis? Podríamos torturarlo y sonsacarle la información que quisiéramos sin necesidad de perder el tiempo con el cadáver de ese imbécil para encontrar una joya que esa rata mentirosa quiere.

-Yo tampoco me creo la historia de su primo, pero es la única manera que tengo de encontrar a Darw y antes e que sigas, no, no voy a torturar a esa escoria, mañana iremos y conseguiremos el medallon, creo saber que joya es - Gabriel hablaba en voz baja, con mucha precaución de que nadie le pudiera escuchar a pesar de que no había nadie ni en el cuarto ni cerca de el-

-Rió levemente- Así que aun recuerdas aquel libro? Exacto, es la luz de Kalm, la joya que el rey de las Altas Tierras regaló a la ciudad cuando accedió a que esta fuese gobernada por las tres familias sujetas a las leyes de todo el reino.

-Si... en eso estaba pensando, hace casi 300 años de aquello y se supone que la joya se perdió hace 150 años en la revuelta que hubo en la ciudad, jamás habría pensado que alguien del barrio de la piedra la guardaba, de todas maneras me da igual, que esa rata se quede el dinero que quiera, no pienso quedarme aquí mas de lo necesario.

-Lo sé Gabriel, yo tampoco quiero estar mas aquí

Gabriel no siguió hablando, simplemente salió del baño, se secó y se fue a dormir, tenía una montaña que escalar al dia siguiente

La cara de la verdad Parte 1

-Era bien entrada la tarde, aun quedaban unas dos horas de luz solar pero en el interior de aquel bosque parecía como si ya hubiese empezado a anochecer, y por ese oscuro y sinuoso sendero caminaba una figura, de alta estatura y con una capa cubriéndole cuerpo y cabeza.

-Joder,¿ Por qué has dejado el caballo en la posada? Es más ¿ Por qué siempre te prestas a ayudar? Es una puta, seguramente se divertirán con ella un rato y la devolverán.

-Voy a hacerlo, o me ayudas o te callas, y deja de hablar de una puta vez en voz alta por favor, no quiero que ocurra lo mismo que en aquel pueblo...

-Las dos voces resonaban tenuemente por el bosque, pero solo una figura caminaba por aquel sendero. Después de andar varios minutos en absoluto silencio se empezaron a escuchar gritos en las cercanías y la figura caminante comenzó a moverse sigilosamente entre la maleza del bosque hasta localizar la procedencia de los gritos. La escena que allí se encontró no era demasiado diferente de lo que ya esperaba, un hombre estaba violando a una mujer contra un arbol mientras los otros dos jugaban a las cartas esperando su turno, la mujer sollozaba de dolor mientras un charco de sangre se formaba a sus pies.

-Necesito regar los arboles, quiero tener la polla lista para cuando me toqué - Dijo uno de los hombres que estaba jugando a las cartas mientras se levantaba y se adentraba un poco en el bosque.

-Pasó a escasos metros del encapuchado sin siquiera notar su presencia y cuando lo vio teniendo el pene aun fuera ya tenía un cuchillo en su garganta, ambos volvieron con el grupo de hombres.

-Buenas tardes señores, me hubiera gustado conoceros en otra situación, pero esa mujer que tenéis ahí es la esposa del posadero y he de decir que en su estado actual y sin su esposa la comida y el servicio dejan mucho que desear, así que he venido a recuperarla- La voz del encapuchado resonaba por el pequeño claro en el que se hallaban.

-El que estaba violando a la mujer se levantó y ató las calzas antes de coger una espada corta que tenía en el suelo, se acercó levemente al individuo que acababa de interrumpir su diversión.

-Vaya vaya, ¿ Que tenemos aquí? ¿Un intento de salvador? Muchacho deja en paz a mis hombres, márchate de aquí y tal vez, y solo tal vez te dejaremos vivir.

-Es una pena que me obligues a esto...

Y sin aviso ni miramiento el encapuchado le rajó la garganta a su presa, se giró hacía el que seguía sentado junto a las cartas y le propinó tal patada en el pecho que le cortó la respiración y lo tiró al suelo, cogió el arma del pobre degollado y se puso en posición defensiva blandiendo las dos espadas. El líder de aquellos bandido soltó una sarta de maldiciones y cargó directamente contra el encapuchado, el combate duró poco, cuestión de segundos y ya estaba desarmado, herido y contra un árbol con una de las dos espadas besandole el cuello , los sollozos de la mujer cesaron. El bandido pudo ver en aquel momento la cara al encapuchado y observo horrorizado como al misterioso hombre comenzaba a cambiarle la expresión e incluso algunos rasgos faciales y sus ojos cambiaron a una mirada asesina capaz de helar el corazón a cualquier hombre.

-Lo siento por ti, pero vas a desear no haber nacido- La voz del encapuchado era totalmente distinta.

-Y sin asomo de duda atravesó el antebrazo del bandido con una de las espadas y repitió el proceso en el otro brazo, dejando empalado e inmovilizado al pobre desdichado. Se alejó del árbol caminando sobre un charco de sangre demasiado grande hacía el hombre que aun tosía sin cesar mientras intentaba incorporarse, le propinó un fuerte golpe en la cabeza que lo volvió a tumbar dejándolo semi inconsciente, le arrebató el arma del cinto y abrió su vientre en canal, la sangre salía a borbotones y el antiguo silencio del bosque se había trasformado en una orgía de gritos, pero no duró mucho, y aun así ante la atónita mirada del único superviviente colgó al cadáver de un árbol usando como horca sus propios intestinos. No tardó en volver su atención ante al líder que yacía empalado contra el árbol y caminó hacía el entre risas, sus pies tropezaron con el cuerpo de la mujer, este yacía inerte en el suelo sobre un charco de sangre con origen en su entrepierna y vientre.

- La única posibilidad que tenías era ella, te has condenado a ti mismo- Sonrió maliciosamente mirándole a los ojos.

-Se acercó a el y le rompió con la espada la pútrida cuerda que usaba como cinto y sus calzas cayeron al suelo.


-No... no.. porfavor - gimoteó el bandido- Puedo darte dinero.. mujeres..trabajaré para ti..

-Haciendo caso omiso de las suplicas el encapuchado le cortó el sucio pene de un tajo limpio, el bandido gritaba de dolor y finalmente le metió su propio miembro en la boca tan profundo que comentó a atragantarse con el.

-Así mejor el grito de los cerdos es mas agradable que tus lamentables suplicas.

- Y allí esperó hasta que finalmente murió, recogió su propia espada y la limpio con alguno de los cadáveres, envolvió el cuerpo de la mujer con la ropa de los bandidos y se limpió las manos con el agua que aun le quedaba , cogió el cuerpo y emprendió el camino de vuelta.

-Por que lo has echo?
-Tu los ibas a matar igualmente
-Joder Filecur, pero no así, no torturándolos, no disfrutando de la sangre que mancha MIS manos.
-Siempre estás igual Gabriel, deja de quejarte, no puedo salir nunca, así que cuando lo consigo solo me divierto.
-Conseguiré que no vuelvas a aparecer nunca mas, lo prometo
-Inténtalo, pero perderás tu vida en ello

-El camino a la posada fue silencioso y la noche cayó sobre Gabriel antes de llegar. El posadero rompió en sollozos cuando vió el cuerpo de su mujer, pero aun así le agradeció a Gabriel la ayuda, no quiso cobrarle la estancia, le dio ropa para que se pudiera cambiar la que tenía sucia, mando al herrero a revisar a su caballo y lleno sus alforjas de carne salada y algunas frutas antes de que partiera por la mañana.

-Tardó casi todo el dia en salir del bosque y otros dos en llegar a Kalm, durmiendo en claros y sin casi agua, por aquel camino no habían posadas, después de todo no era parte de la red de caminos del reino, sino un sendero que atravesaba el bosque y la Montaña del Ocaso. Kalm era una ciudad portuaria enorme, tenía uno de los puertos mas importantes del Mar de las Focas. Construida alrededor del pequeño rio Nil Azul, tenía una muralla blanca de casi 25 metros de altura que resplandecía cuando el Sol brillaba sobre ella, con un gran puente que conectaba ambas partes de la ciudad y un camino perfectamente empedrado que conducía al puerto comercial situado en la desembocadura del rio.

-La puerta de la ciudad estaba abierta y un sin fin de gente entraba y salía de allí, desde grandes carromatos cargados con carne exquisita, lujosas sedas o cualquier otra mercancía, con cohortes de guardias custodiándolas hasta niños harapientos que caminaban al lado de sus desnutridas madres.

-Gabriel sabía donde tenía que ir, según le dijeron en la última posada tenía que buscar una posada de dos pisos con un cartel de dos perros mordiéndose en el barrio de la piedra, comúnmente conocido como " perrera". La ciudad entera estaba organizada por barrios con nombres de minerales o materiales dependiendo del estatus de la gente que vivía en ellos. En aquella parte del río se hallaban los barrios del hierro, el bronce, el acero y la piedra, siendo el del acero el mas acaudalado de esa parte y y el de la piedra donde vive la escoria de la ciudad, conocidos coloquialmente y a modo despectivo como " Perros ". Al otro lado del puente estaban los barrios de la plata, el oro pero el mas rico y opulento era el de las piedras preciosas donde solo vivían 3 familias, conocidos por el resto de ciudadanos como los Zafiro,los Esmeralda y los Rubí y estas tres familias estaban en constante lucha por la superioridad sobre la ciudad.