sábado, 19 de marzo de 2011

Realmente la historia conmovió a Gabriel, deseaba abrazarla y besarla, pero mantuvo sus deseos ocultos. Parecía que a ella le había sentado bien desahogarse y notar que las demas personas tienen y han tenido problemas, y que muchas veces son mucho mayores que los suyos.

 -Dame tu numero y te llamo mañana para devolverte la chaqueta-dijo Laura con voz sensual, cautvadora y dulce. Se intercambiaron los telefonos y se despidieron cariñosamente.

El mediodia avanzaba con paso lento pero inexorable, cada vez tenía mas hambre, asi que decidió volver a su casa, en otro momento hablaria con su amigo. La emocion le embaucaba el corazon, había vuelto a protejer a otra persona como hiciere antaño, pero esto era distinto, no podía dejar de pensar en laura, le echaba de menos y quería volver a verla, pero no es tan facil..Sophie seguía presente en su alma..y no podía expulsarla.

Entre cabilaciones y deseos avanzó por la avenida amplia, absorto del mundo que le rodeaba perdió la nocion del tiempo, y lo que deberian haber sido 20 minutos de paseo, se conviertieron en una hora de deambuleos que le llevaron hasta su portal, asii una voz le sacó de su ensoñacion, y encuanto levantó la vista su corazon dió un vuelco y se aceleró a una velocidad tremenda, notaba cada pulsacion muy intensa, como si estuvieran apunto de perforarle el pecho, como si su caja torazica no fuera suficiente para contenerlo. Ahi había una chica, era de estatura reducida en comparacion con el, con una larga melena lisa y negra como el azabache, una bonita blusa negra realzaba sus firmes aunque pequeños pechos, y unos pantalones de pitillo  del mismo color cerraban la receta. La chica se acercó corriendo a el y gritando, era ella, era Sophie cuyo rostro se acababa de iluminar al verle, se lanzó a sus brazos y la mente de Gabriel se eclipsó, estaba demasiado confuso, un abanico de emociones se abrian ante el, sentía amor, cariño, respeto, verguenza, remordimientos..

 -Yo siempre te quise, siempre te he querido y siempre te querré, en lo bueno, en lo malo y en lo peor

 -Lose..y yo a ti Sophie, pero..

-Gabriel, no te entiendo- dijo cortandole

-Por favor, escuchame- La voz de Gabriel se quebraba con cada palabra que salía de su boca y sabía que no sonceguiría que ella lo entendiese.

-He estado contigo siempre, acuerdate de todos los momentos felices que hemos vivido juntos, nuestros primer beso, nuestra primera vez, aquella noche en la playa, ¡¡TODOS!! Ya se que lo de tu familia te afectó mucho, pero no te puedes culpar, no fue tu culpa, solo fue un maldito accidente - Su voz, seria aunque dulce y delicada, tenía un gran poderío.

-Yo lo podría haber evitador, pero no estuve alli cuando mas me necesitaban, y ahora estan todos muertos!!-Sus palabras estaban llenas de agonia y dolor, y no pudo evitar que las lagrimas comenzaran a adornar sus mejillas.

-Shh, yo estoy contigo- dijo mientras le abrazaba- siempre estaré contigo..

-¡¡NO!!- interrumpió Gabriel con un grito- No puedo permitir eso, ahora mismo eres lo unico que me queda, y no quiero perderte, por eso, es necesario que no te acerques  mas a mi, si estas conmigo te fallaré cuando mas me necesites y..- no pudo continuar hablando, las lagrimas le habian inundado completamente.

-Si he de morir, almenos que sea junto a ti- Sus palabras sonaban dulces y tiernas

-Porfavor, no me hagas esto, no puedo correr ningun riesgo, te quiero y nunca te olvidaré, pero te quiero demasiado como para arriesgarme, ¿Acaso no lo entiendes?

Los dos se fundieron en un beso que pareció eterno, ninguno quería soltar al otro, pero tenian que hacerlo y asi fue como se separaron. Se despidieron con la premisa de volverse a ver, promesa que Gabriel no tenía pensado cumplir. Estaba muy cansado, no sabía exactamente porque, no pensaba que esa pelea le hubiera agotado tanto, asi que aunque tenía por costumbre subir por las escaleras, esta vez se decidió por el ascensor. Entró en el frio armatoste de metal, un cuadrado esteril con un panel lleno de botones y un espejo sucio, con una luz mortecina y un aire viciado, apretó al boton y esperó, pero a mitad camino el ascensor se detuvo en seco.

 -¡Joder! ¿Algo ams va a pasar hoy?

Pulsó el boton de emergencia, el ruido de la sirena era bastante molesto, ¿porque harian esos trastos un sonido tan infrenal? A los pocos segundos una voz contestaba por el altavoz

-Hola, me llamo Gabruel, me he quedado encerrado aqui

-Vale, mira detrasd e ti

-¿Que dices? anda, ¡¡deja de hacer el gilipollas y sacame de aqui!!

-Te he dicho que mries atrás, saldrás antes de lo que imaginas

Gabriel, ya empezando a cabrearse, se dió la vuelta, en ese momento la luz del ascensor se apagó, pero se encendió la tenue luz de emergencias. Una risa infernal inundaba el pequeño habitaculo y mi pobre amigo daba tumbos de un lado a otro sin saber muy bien que hacer.

-Jajaja, desde leugo nunca me aburro con vosotros, pero que creo que tu eres el que mas diversion me va a proporcionar en mucho tiempo- La voz le resultaba familiar a Gabriel.

La luz de emergencia comenzó a parpadear, cerró los ojos y se tranquilizó, una vez tranquilo, los abrió y una sensacion de terror se apoderó de el, estaba delante del espejo del ascensor, la luz había vuelto y detras de el lo vió, y en ese momento lo recordó perfectamente, era el hombre del puerto, era un poco mas alto que el, llevaba un elegante traje de color gris con una espantosa corbata rosacea, su piel parecía reflejar la luz, tenía el pelo corto y rojizo cobre, sus colmillos se discernian perfectamente en la cara sonrriente del ser, pero sus ojos..sus ojos aterrorrizaban a Gabriel de una forma como nada antes lo había hecho, vió la muerte en esos ojos, dispuesto a enfrentarse a el se giró sobre si mismo.

Se despertó tumbado en el ascensor con la puerta abierta en su piso.

 -Esto no me gusta, ¿ Que coño me pasa?

Sonñoliento llegó hasta su casa, nada mas entrar vio el sofa y se tumbó en el, se durmiendo inmediatamente.

Se despertó sobre las doce y media de la noche, la casa estaba iluminada con muchissimas velas, y el en el suelo se dibujaba un camino construido construido con petalos de rosas blancas aun frescos. Sophie sin duda no podía esperar tanto tiempo para volver a verle, seguro que hechaba de menos las noches de locura entre los dos, aun confundido se levantó del sofa y la buscó por toda la casa, mas no la pudo encontrar, asi que se fue a su habitacion  y se tumbó en el lecho de rosas que había encima de la cama. Aquella sala estaba especialmente bien iluminada, pero la posicion de las velas creaba un efecto de sombras que parecía como si bailasen a su alrrededor. No lo supe muy bien porque, pero algo le decía que mirase debajo de la cama. Recordó que su primera noche juntos, Sophie, se escondió ahi

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